En pleno 2025, la Región de Atacama sigue arrastrando una herida estructural: el acceso
desigual a la salud. No sólo hablamos de largas listas de espera, sino de una exclusión
concreta que sufren poblaciones rurales, villas alejadas y barrios populares. En muchos de
estos territorios, no hay médicos, ni postas con atención regular.
Atacama es una región rica. Produce cobre, litio, concentra riqueza energética y minera, y
sin embargo, su gente espera años por una consulta médica. La paradoja es brutal:
mientras miles de millones de dólares salen desde nuestras tierras, lo que queda es
escasez de especialistas, falta de infraestructura y abandono.
Hoy, el 60% de los médicos especialistas está concentrado en la Región Metropolitana.
Según datos del Minsal, Atacama cuenta con un número limitado de especialistas para
resolver los problemas de 300 mil habitantes. La salud en regiones se vuelve una ruleta: si
no tienes redes ni dinero, simplemente no te atiendes.
Ante este cuadro crítico, nace el programa El Dermatólogo en tu Barrio, una iniciativa que
busca llevar atención médica directa a sectores postergados de Atacama. Hemos estado en
lugares como El Salvador, El Salado y Domeyko. Más de mil personas atendidas en terreno,
sin burocracia, sin letra chica.
Lo que hemos visto es desgarrador: personas mayores que no ven a un médico hace años,
madres sin controles dermatológicos para sus hijos, adultos que viven con condiciones
crónicas sin diagnóstico. La salud en regiones no puede seguir siendo un privilegio, debe
ser un derecho garantizado.
Este despliegue no reemplaza al Estado, pero sí denuncia su ausencia. No basta con abrir
hospitales si no hay médicos. No basta con promesas si no hay leyes que aseguren
distribución justa de profesionales, incentivos regionales, y planificación sanitaria centrada
en las personas.
Las listas de espera no son una estadística, son vidas suspendidas. Según el propio
Ministerio de Salud, al 2024 había más de 2,5 millones de personas esperando atención con
especialista, más de 350 mil aguardando cirugías, y 17 mil fallecidos en el intento de
acceder a una salud digna. En Atacama, los tiempos superan el año en múltiples casos.
Por eso, la solución no puede venir sólo desde los programas paliativos. Se requiere una
reforma profunda del sistema de salud, pero también de la política: necesitamos que en el
Congreso estén quienes conozcan los pasillos de un consultorio y las carencias de una
posta rural.
Un país que se precia de justo no puede permitir que la cuna determine la expectativa de
vida. La salud no puede depender del lugar donde naciste. Desde la medicina y el trabajo
territorial, alzamos la voz por una salud digna, descentralizada y humana.
El Dermatólogo en tu Barrio es un gesto de compromiso. Pero el desafío real es que el
Estado llegue antes que nosotros. Que el país se construya desde sus márgenes. Y para
eso, necesitamos nuevas leyes, nuevos liderazgos, y nuevas prioridades.
